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Los inmigrantes con piso propio caen a la mitad

Si la entrada de inmigrantes -a razón de 600.000 anuales- ha servido para reactivar la economía y, entre otras muchas cosas, para garantizar las futuras pensiones, también ha provocado una precarización de la mayoría de los indicadores laborales, sociales y económicos que les afectan y una caída de las medias.Si bien han logrado impulsar el consumo, gracias en buena medida a la compra de vivienda, se puede constatar un freno de las posibilidades de compra de los nuevos inmigrantes y una caída espectacular de los extranjeros extracomunitarios con vivienda en propiedad en los últimos años.
Según los datos que recoge un estudio del Colectivo IOÉ sobre inmigración y vivienda, el 25,7% de los inmigrantes eran propietarios de su vivienda en 2001 frente apenas el 13% que lo eran en 2005.La afluencia masiva de los inmigrantes durante el primer quinquenio del siglo XXI ha favorecido fundamentalmente a los alquileres, una opción a la que recurría el 69% de los extranjeros en 2001 y el 77%, en 2005. La compra de vivienda para los inmigrantes es una opción a medio plazo. Apenas un 3% es capaz de comprarse un piso en los dos primeros años de estancia en España y, fundamentalmente, acude al subarriendo.
Otra de las consecuencias de la entrada masiva de inmigrantes no directamente vinculada a la oferta de empleo, tal y como reclaman empresarios y sindicatos, es la presión a la baja de los salarios reales. El Gobierno, reconoció recientemente, a través de Miguel Sebastián, ex asesor económico de La Moncloa y ahora candidato a la Alcaldía de Madrid, que los inmigrantes reciben sueldos un 30% inferiores a los españoles. Pero las distancias salariales no se dan sólo entre extranjeros y nacionales y se producen entre los propios inmigrantes, dependiendo de su situación. Los sin papeles, establecidos en la economía sumergida, cobran un 30% menos según Comisiones Obreras.
Las diferencias salariales de los inmigrantes regularizados con los españoles oscilan entre el 7% y el 16%, según el sindicato.En cuanto a la cualificación, según se desprende de un informe de Adecco, se constata que ha caído espectacularmente en apenas tres años, cuando un 27% de los inmigrantes vinculados a la ETT eran universitarios. Ahora apenas llegan al 9%.
La concentración de una buena parte de los nuevos trabajadores en sectores de bajo valor añadido ha provocado también un freno en la productividad, que en el mejor de los casos crecerá un 1% este año, y gran parte de los empleados tiene una vinculación laboral de carácter temporal. El aumento de la población - cuatro millones más desde 2001- ha provocado que la renta per cápita no haya progresado hasta los niveles idóneos y que en el último año haya iniciado una tendencia descendente.
Enrique Morales, en La Gaceta de los Negocios

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